miércoles, 30 de noviembre de 2011

CELENDIN: EXPLOSIÓN DEMOGRAFICA Y NECESARIA PLANIFICACIÓN URBANA

Las últimas décadas han traído consigo un pujante desarrollo económico de los países industrializados y la acumulación de la población en grandes ciudades. Año tras año, la población que habita en las ciudades se incrementa de forma notable en 1940 la población citadina era el 35,30%, el 2002 ascendía al 72,20% ya en el 2005 bordeaba el 75,00% y se prevé que el 2020 superará el 90,00%. 

En este  cuarto de siglo prácticamente todo el crecimiento poblacional se registrará en las zonas urbanas de los países con menos desarrollo. Las consecuencias del crecimiento urbano para el medio ambiente son considerables. Las ciudades son consumidoras inagotables de los recursos naturales y generadoras de desechos.
Producen la mayoría de los gases de efecto invernadero que están causando el cambio climático mundial. También suelen degradar la calidad del agua local. El aumento en extensión y densidad de las ciudades y las áreas urbanas conlleva dos tipos de problemas ambientales asociados. Por un lado, la disminución en la calidad de vida de sus habitantes y, por otro, la ocupación y la posterior degradación de los suelos y zonas de carácter rural.
Otro de los grandes problemas del entorno urbano es la mala calidad del aire debida a las emisiones de los tubos de escape de los vehículos. En el PNUMA se ha ubicado el centro de intercambio de información de la Alianza en favor de combustibles y vehículos menos contaminantes, una alianza de los sectores público y privado establecida en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en 2002 para promover una mayor calidad del aire en ciudades de países en desarrollo, lo que abarca la eliminación del plomo de la gasolina, la reducción del contenido de azufre en los combustibles y la introducción de vehículos menos contaminantes.
La ciudad es una de las creaciones humanas más complejas. Puede ser vista como un sistema conformado por sistemas naturales, físicos y culturales, interrelacionando en un área determinada; un sistema que no es homogéneo, y que no puede ser entendido como una estricta suma de componentes.
Las ciudades dependen de una variedad  y extenso  surtido de recursos: territorio, materiales, alimentos, combustibles, etc.; y la forma en que estos recursos son usados, administrados, transformados y desechados después de su vida útil, lo cual tiene un monumental impacto no sólo sobre los habitantes de la ciudad en particular, sino sobre el todo el planeta y sus habitantes. Los problemas ambientales urbanos tienen una repercusión a escala local, regional y global.
En la naturaleza, los sistemas metabólicos son circulares, todo es renovado y nada desperdiciado; sin embargo las ciudades tienen un sistema metabólico fundamentalmente lineal, los recursos fluyen a través del sistema urbano sin que exista mucha preocupación por su origen, la forma en que se usan y los desperdicios que se generan durante todo el proceso.
El desarrollo histórico de las ciudades está relacionado con el desarrollo de las formas de organización humana, su desarrollo político, religioso, su poder militar, etc., pero en particular con el control humano de la naturaleza por medio de la tecnología. El hecho de que una cierta cantidad de personas pueda desarrollar una vida sedentaria en un espacio concreto, tras millares de años de una vida errante de caza y recolección, fue posible gracias a la concentración de la producción de alimentos en un área determinada. Luego, durante mucho tiempo la ciudad dependía de la fuerza humana o animal para la producción y el transporte, y se concentraba en un área limitada, sin mayores consecuencias para el medio ambiente.
Fue con la Revolución Industrial que las consecuencias ambientales de la urbanización se volvieron significativas, cuando los pobladores de las ciudades estuvieron más expuestos a concentraciones de desperdicios, y los recursos importados de otras regiones para mantener la población urbana aumentaron.
El resolver los problemas ambientales urbanos es, pues, de enorme importancia para el futuro del planeta y sus habitantes.
Celendín ya da claras muestras de la problemática a la que puede conducir una falta de planificación urbana, el incremento de su población y su parque automotor, el desordenado crecimiento de la ciudad, la pérdida  de suelos para el cultivo de las provisiones alimenticias, etc.
Es necesario integrar políticas de manejo de recursos y todo aquello que tenga que ver con el ordenamiento territorial de nuestra ciudad. Estructurar planes a mediano y largo plazo. Sin embargo los proyectos a largo plazo no dan votos, por lo que los políticos hacen uso de lineamientos de estrategias  dispersas, fragmentadas, débiles que conducen a la postre al desorden y caos.

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