POR: Julio Antonio Silva Alvarado
El mundo ha cambiado notoriamente, hace ya varios años atrás, investigadores de diversas áreas dieron la señal de alarma ante la debacle ambiental por la actividad irracional del hombre sobre el globo terrestre. Primero fue la comprobación del hecho de que los ecosistemas estaban siendo seriamente afectados por los desechos industriales, nucleares y domiciliarios y que el uso de combustibles fósiles estaba degradando la calidad de vida de los habitantes de las grandes urbes. Finalmente, como corolario a todo lo anterior, se descubre que uno de los "pilares" de la comodidad y modernidad de nuestra era, esto es, el uso de refrigerantes, aerosoles, espumas plásticas y sistemas de prevención de incendios, eran los principales causantes de la destrucción de la capa de ozono del planeta. En definitiva, después de este informe, el mundo ya no podía ser el mismo de antes. Es que la importancia de este ozono, radica en que protege toda la cadena de vida del planeta, ya que su estructura permite absorber los peligrosos rayos ultravioletas (UVB) provenientes del sol. Así pues, el temor de perder la vida en la tierra era amenazado por muchas causas, entre ellas el CFC.
El CFC es un derivado de los hidrocarburos saturados que se obtiene sustituyendo átomos de hidrógeno por átomos de cloro y flúor y se encuentra en forma de gas. Su utilización está prohibida o limitada en muchos países, porque reducen la cantidad de ozono existente en la estratosfera. Los compuestos de flúor tienen muchas aplicaciones. Los clorofluorocarbonos, ciertos líquidos o gases inodoros y no venenosos, como el freón, se usan como agente dispersante en los vaporizadores aerosol y como refrigerante.
En la década de los setenta los científicos empezaron a detectar un aumento en la radiación UV-B que llegaba a la superficie terrestre. Esto los hizo sospechar de una posible alteración en nuestro escudo natural: la capa de ozono. A partir de entonces las investigaciones sobre las modificaciones a la capa de ozono y sus posibles causas se intensificaron. La respuesta al porqué del adelgazamiento de la capa de ozono estratosférico vendría de la investigación de Sherwood Rowland y el mexicano Mario Molina -ganadores del premio Nobel de Química de 1995-, quienes descubrieron en 1974 que algunas sustancias orgánicas fabricadas por el hombre, que contienen cloro, flúor y bromo, provocaban la desaparición del ozono estratosférico.
Las primeras sustancias de este tipo, conocidas en general como Sustancias Agotadoras del Ozono (SAO), fueron sintetizadas por primera vez en 1928, y han sido empleadas desde entonces en los sistemas de refrigeración, aire acondicionado, en la fabricación de la espuma rígida de poliuretano (conocida comúnmente como unicel), solventes, insecticidas, aerosoles y extintores.
Dentro de la familia de compuestos que integran las SAO destacan los clorofluorocarbonos (CFC), los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), los halones, el bromuro de metilo (MBR), el tetracloruro de carbono (TET) y el metilcloroformo (MCF).
Su efecto sobre la capa de ozono se debe a que estas sustancias tienen un alto poder destructivo sobre las moléculas de ozono: una molécula de cloro o de bromo puede destruir hasta cien mil moléculas de ozono durante su permanencia en la estratosfera. Veamos a continuación un ejemplo de cómo se produce la destrucción del ozono. La luz ultravioleta proveniente del Sol descompone a las SAO liberando átomos de cloro o bromo -dependiendo de que SAO se trate-. Es preciso decir que no todas las SAO destruyen con la misma eficacia a las moléculas de ozono. Para medir su impacto, se asigna a cada una de las SAO un valor numérico conocido como “potencial de agotamiento de la capa de ozono”, que se refiere a su potencia relativa para destruir moléculas de ozono. Para ello, se ha tomado como valor de referencia al potencial de agotamiento del CFC-11 y el CFC-12, cuyo valor se ha convenido arbitrariamente como equivalente 1. Esto quiere decir que si un producto tiene un potencial de agotamiento de la capa de ozono de 0.5, entonces una cantidad determinada de ese producto en la atmósfera degradará la mitad de las moléculas de ozono que la misma cantidad de CFC-11 o CFC-12 podría destruir.
LA RADIACIÓN SOLAR Y SUS CONSECUENCIAS
El sol es indispensable para la existencia, despliega efectos beneficiosos tanto fisiológicos como psicológicos y son también numerosos los trastornos relacionados con la luz solar, como por ejemplo, problemas neuropsicológicos (adaptación al trabajo nocturno, jet lag, ritmos biológicos, anorexia/bulimia, trastornos ansioso-depresivos); problemas metabólicos (interacción con la vitamina D3 y la hiperbilirrubinemia); o enfermedades dermatológicas (acné, eczema, psoriasis, vitíligo, urticaria solar, etc.,).
Por lo que respecta a los beneficios, la luz solar presenta efectos positivos sobre el humor, estimula la vitamina A o la D, contribuyendo a la formación y consolidación de huesos y dientes. Se ha relacionado también con la eliminación de toxinas, con la paliación de dolores y con el incremento de las defensas contra microorganismos.
Por razones de espacio, amables lectores, en nuestra próxima edición, continuaremos analizando este tema de gran importancia para la especie humana.