POR: JULIO ANTONIO SILVA ALVARADO.
El uso del pulpito por parte del cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, primado de la Iglesia Católica, para congraciarse con el poder. Sus continuas y acostumbradas intromisiones en la vida política nacional y no precisamente en auxilio de los derechos humanos, la defensa de la creación divina o aquello que tenga que ver con una justa distribución e inclusión económica de los más necesitados; si no precisamente para justificar a los gobernantes de turno, que siempre anduvieron con los poderosos.
Cipriani Thorne, fue nombrado en 1988 como obispo auxiliar de Ayacucho. Su consagración episcopal fue el 3 de julio de ese año en la Basílica Catedral de Lima, recibiéndola de manos del entonces Arzobispo de Lima, el cardenal Juan Landázuri Ricketts. En 1991, tras la retirada, por límite de edad, del anterior Arzobispo de Ayacucho, Federico Richter, es nombrado arzobispo de esa ciudad. El papa Juan Pablo II hizo público su nombramiento como Arzobispo de Lima y Primado del Perú el 9 de enero de 1999. El 30 de enero se realizó la ceremonia de toma de posesión en la Catedral de Lima. Luego, el 29 de junio, recibió el palio arzobispal en Roma por segunda vez (la primera vez había sido tras su nombramiento como Arzobispo de Ayacucho), de manos del papa Juan Pablo II.
El 21 de enero del 2001 el papa Juan Pablo II anunció su nombramiento como cardenal.
El 21 de febrero del 2001 fue nombrado Cardenal por un Consistorio realizado en Roma, donde además se le otorgó la titularidad de la Basílica de San Camilo de Lellis. Fue el primer miembro del Opus Dei en recibir el título de Cardenal.
LA SUPREMACÍA DEL OPUS DEI
La orden fundada por Josemaría Escrivá de Balaguer, adquirió un inusitado poder durante el pontificado de Karol Wojtyła, Juan Pablo II, postergando a otras ideas y tendencias como la de la Teología de la Liberación, encarnada en el Perú por el reconocido sacerdote Gustavo Gutiérrez.
En sus inicios, el Opus Dei fue censurado y suscitó fuerte oposición por parte de otros eclesiásticos. Durante el franquismo, también tuvo la oposición de algunas organizaciones políticas en España, como la Falange Española (partido político que apoyó a Franco en la Guerra civil española y que tuvo mucha influencia en la posguerra).
Estas críticas aumentaron cuando miembros del Opus Dei, fueron nombrados como ministros y otros altos cargos dentro del régimen franquista, a partir de 1957. Siendo el punto de mayor presencia en 1969. Ello ha favorecido la idea de que el Opus Dei habría prosperado gracias al apoyo de dicho régimen y a las influencias de sus miembros que se dedicaron en esa época a la política.
Se han planteado acusaciones de proselitismo agresivo, secretismo, sectarismo, de difundir creencias ultraconservadoras, de búsqueda de poder e influencia política, y de emplear métodos coactivos con sus miembros, algunos de los cuales han sido descritos detalladamente por diversos ex miembros, que trabajaron durante años dentro de la organización.
Los críticos acusan también al Opus Dei de elitismo. El Opus Dei ha sido acusado de enfocarse en reclutar estudiantes de universidades prestigiosas, quienes después ejercerán profesiones que podrían ser usadas para influir en la política pública desde la perspectiva del Opus Dei. Del mismo modo los críticos afirman que tiene una desmesurada tendencia a acumular poder y dinero, incluso a través de promover testamentos a su favor.“Después; Jesús entró al Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en los patios. Derribó las mesas de los que cambiaban monedas, lo mismo que los puestos de los vendedores de palomas y les declaró: “Dios dice en la escritura: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes lo han convertido en cueva de ladrones”…”
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